A menudo experimentamos múltiples impresiones que nos acompañan día a día. ¿Te resulta complicado responder un simple “cómo estas” o un “qué tal”? ¿Eres consciente de ello? Pues ahora que te paras a pensarlo, igual no lo eras… Quizás respondes por inercia. Muchas veces detrás de un “Estoy bien” o “Todo como siempre, sin novedad” hay muchas carencias emocionales que te están demandando cariño, cuidado y atención, pero, por algún motivo, tú sigues ocultándolas o no respetándolas, porque si digo que “no estoy pasando por una buena etapa” el miedo a “el que dirán” o “al que pensarán de mi” nos invade.
Las emociones están presentes desde el momento en el que nacemos, nos acompañan a lo largo de nuestra vida, en el día a día. Muchas veces las ignoramos, omitimos o evitamos, y no atendemos a lo que nos están diciendo o pidiendo. Sin embargo, esto es algo que no deberíamos hacer, ya que tienen un papel muy importante: nos transmiten en todo momento tanto nuestras necesidades como las de otrxs (entre otras funciones). Está claro que, algunas de las reacciones emocionales que nos invaden “no nos gustan” o “no son de nuestro agrado”, ya que provocan en nuestro cuerpo múltiples inquietudes, malestares, incomodidades, dudas, incertidumbres… pero esto no las hace “menos imprescindibles” como pensamos, sino todo lo contrario, tienen un mensaje detrás, el que tenemos que descubrir y al que debemos enfrentarnos. Solemos convencernos con “dejarlo pasar”, “ya se irá de mi cuerpo” o “es sólo una mala racha” pero no es tan fácil como creemos, ya que pueda que detrás de esto haya consecuencias emocionales y personales importantes a corto, medio o largo plazo.
Por lo que, no hay emociones buenas ni malas, todas tienen una finalidad y están en todo su derecho de ser escuchadas, respetadas, atendidas y mimadas.
Lo más importante es que ACEPTES tu emoción, IDENTIFIQUES porqué estás así y la APRENDAS A GESTIONAR, no la «dejes escapar» ni «le bajes el volumen».
VALIDAR Y REGULAR LAS EMOCIONES ES CLAVE Y ES NECESARIO PARA UN BIENESTAR ÓPTIMO Y PLENO.
Y tú, cómo estás hoy?